LEJANA DISTANCIA
CERCANA
PRESENCIA
Donde a modo de introducción el autor trata del eterno presente, las cajas chinas, las muñecas rusas, las mil y
una noches que componen esto que llamamos vida, existencia o lo que sea,
fotografías en blanco y negro que se abren en cualquier instante, gran ampliación desde cualquier ángulo
inesperado y ahí te quiero ver.
Se lanza la piedra que vuela, cae, se aquieta y entonces, saltar
sobre un solo pie, de cuadro en cuadro, avanzar... Los otros están mirando,
esperan su turno, el error, la lluvia que no parece llegar nunca, otra casilla.
Las chicas en la vereda espían babas del diablo, sueñan con serpientes, otro salto, el cielo vacío… un
tigre sin red atravesando el puente como un sonámbulo.
¿Cómo contar algo que se pierde en el pasado, en el ritmo, en
las formas? ¿Cómo ignorar lo conocido, lo personal, lo que creemos saber para
narrar desde el ayer y mostrar el cuadro con claridad? ¿Cómo deshacerse de los
ejercicios de estilo? ¿Cómo olvidar?
Pero dejemos las preguntas, lo
fiable y empecemos por el principio cuando, a la
clásica manera, se abre el telón.
Decir esto que se dice, que se dirá, no es
decir nada; pero de algún modo hay que decirlo. Tuve, en
aquellos días, la fortuna de conocer a Carol y Julio, grandes amigos de sus
amigos; como podría comprobar muy pronto.
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